Después de años de trabajo preliminar para el desarrollo de la movilidad eléctrica, Europa está experimentando actualmente una fase de adopción más lenta.
De hecho, en mayo de 2024, las matriculaciones de vehículos eléctricos en el continente disminuyeron un 12 por ciento, totalizando 114.308 unidades, reduciendo su cuota de mercado hasta el 12,5 por ciento, según datos de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA).
Bélgica, que ahora ocupa el tercer lugar en volumen de automóviles de cero emisiones, y Francia fueron los únicos mercados importantes que mostraron un crecimiento, con aumentos del 44,8 por ciento y del 5,4 por ciento, respectivamente.
De hecho, el panorama futuro de la movilidad sostenible podría estar en juego tras la ola de victorias de centro y extrema derecha en las elecciones de la Unión Europea (UE) celebradas el 9 de junio, y tales movimientos tienden a retrasar la adopción exclusiva de coches eléctricos y e- combustibles.
En este contexto, Gerardo Pérez Giménez, presidente de la Alianza de Concesionarios y Reparadores de Automóviles de Europa (AECDR), comparte en exclusiva con Mobility Portal Europe su perspectiva, aclarando lo que le espera a la electromovilidad.
¿Qué piensa sobre el resultado de las recientes elecciones de Europa?
Las votaciones indican que los partidos que cuestionan la descarbonización del transporte están ganando apoyo, lo que sugiere que Europa experimentará una desaceleración de la electromovilidad e incluso una congelación del sector.
Tanto es así que estoy empezando a reunirme con eurodiputados de Alemania, Austria, Italia y Francia, que están dispuestos a hacer lo que sea necesario para detener lo que consideran una “locura”.
Los próximos dos o tres años serán cruciales para el futuro de la industria.
¿Está de acuerdo con la imposición de aranceles de la UE?
Al contrario, la AECDR aboga por un mercado libre, permitiendo que cualquier marca se instale aquí y viceversa.
En nuestras comunicaciones con la UE hemos expresado nuestro desacuerdo con ellas.
¿Cuál sería la estrategia ideal?
Una imposición del diez por ciento es suficiente.
¿Por qué?
La competencia con la tecnología china, que es muy avanzada, es fundamental para el desarrollo de la movilidad eléctrica.
Imponer impuestos a los vehículos eléctricos chinos obstaculizará esta transición, frenando el desarrollo de la electromovilidad en general.
Si aspiramos a una movilidad 100 por ciento eléctrica para 2035 y 2050, debemos ofrecer productos competitivos accesibles a todos los consumidores europeos, no solo a los ricos.
Actualmente, los coches eléctricos son adquiridos principalmente por personas con mayor poder adquisitivo, dejando de lado a las personas de ingresos medios y bajos.
Para los fabricantes de automóviles chinos, esto no es bienvenido…
Les preocupa la posible implementación de aranceles en Europa.
Y los europeos temen que pueda haber consecuencias…
Sí. Temen que China responda imponiendo impuestos a los productos europeos, lo que podría perjudicar significativamente el comercio con el mercado más grande del mundo.
Esto afectaría mucho a la adopción de coches eléctricos en los países de la UE, sobre todo teniendo en cuenta que Tesla fabrica en China.
Si también se aplican peajes a la empresa, el mercado de vehículos eléctricos podría colapsar.
¿Se tomaron medidas premeditadas?
Hace casi diez años se decidió que la movilidad en Europa sería eléctrica, pero no se consideraron bien las consecuencias, como la entrada masiva de fabricantes chinos en el mercado.
Si se imponen tarifas a sus productos, podrían responder con aranceles a productos locales como el aceite de oliva, lo que afectaría nuestras exportaciones.
¿Por qué cree que se está produciendo la desaceleración?
Diferentes gobiernos europeos se han dado cuenta de que no pueden subvencionar la compra de vehículos eléctricos de forma indefinida.
Cuando los gobiernos del norte, como Noruega y Alemania, comenzaron a retirar los incentivos, las ventas de coches eléctricos se desplomaron.
Además, muchos de los interesados en comprar un vehículo eléctrico ya lo han hecho, lo que agrava la situación.
¿Crees que el precio también tiene algo que ver?
Por supuesto. Cuando hablamos de vehículos eléctricos en el rango de los 18.000 a 20.000 euros, nos referimos a coches muy pequeños, pensados principalmente para la ciudad.
Con un coche a ese precio, las familias no pueden utilizarlo para viajes por carretera.
Por ejemplo, el Dacia Spring, un coche eléctrico que se podría utilizar en autopista, cuesta entre 35.000 y 40.000 euros, un precio no accesible a todo el mundo en España y el sur de Europa.
Necesitamos avanzar en tecnologías para que los precios de las baterías bajen en unos años.
Aun así, el precio es un factor, pero la capacidad de recargar, es decir, tener suficientes puntos de recarga, también es crucial.
Sin la autonomía necesaria, no conseguiremos que los clientes compren coches eléctricos en masa.
Es algo que las grandes marcas deben repensar, junto con la competencia de las que vienen de China…
Las empresas chinas representan una gran oportunidad.
Hemos notado una mejora importante en la calidad de sus productos, con precios muy competitivos , lo que les ha permitido ganar terreno en nuestro continente.
¿Qué marcas son las más buscadas para los vehículos eléctricos?
Tesla sigue siendo líder en el mercado de vehículos eléctricos, pero a medio plazo, otras marcas, incluidas las chinas como MG y BYD, así como europeas como Renault y Ford, empezarán a competir con fuerza.
Prevemos que la hegemonía de la empresa estadounidense disminuirá a medida que las empresas chinas ganen más protagonismo.