En abril, el vicepresidente internacional de Chery, Guibing Zhang, desembarcó en Barcelona para cerrar el acuerdo con Ebro con el objetio de producir 50.000 vehículos anuales en 2027 en los antiguos terrenos de la empresa Nissan en la Zona Franca.
Este proyecto inicial no solo implica la contratación de aproximadamente 150 trabajadores, quienes actualmente están siendo capacitados, sino que también se proyecta recuperar hasta 1.250 puestos de trabajo.
Con ello se cerraría el proceso de reindustrialización de la planta, que se inició en diciembre de 2021, cuando la automotriz japonesa decidió abandonar las instalaciones.
¿Cuál fue la reacción de la industria local?
“Hay sentimientos encontrados”, indica Alberto Molina Aracil, Director of Future Mobility Learning en MSX International, a Mobility Portal España.
Por un lado, diversas empresas ven la llegada de Chery como una oportunidad para revitalizar la Zona Franca y fortalecer la cadena de valor local.
Especialmente si se tiene en cuenta que esto consolidará aún más a Cataluña como un líder en el sector automotriz.
La comunidad ha emergido como un polo de innovación debido a su rico calibre de talento y creatividad, así como también por el ecosistema que conforman gracias a sus centros tecnológicos, universidades y empresas tecnológicas.
De esta manera, el proyecto de Chery no solo reindustrializa un espacio que había quedado inactivo, sino que también reactiva la mano de obra y el conocimiento local.
¿De qué manera?
De la mano de Ebro, “que cuenta con ADN y know-how español”, la compañía china llevará a cabo la fabricación integral de los vehículos en Barcelona, desde su producción inicial hasta su distribución a los concesionarios.
“Esto fortalece la cadena de valor existente, revitaliza una zona previamente inactiva y beneficia a la industria local, lo que se traduce en riqueza para la región”, enfatiza Molina Aracil.
No solo ello, sino que además, la elección de Chery por Barcelona podría ser vista como un impulso para que otras firmas extranjeros consideren ubicar su producción en la CC.AA.
Mientras tanto, una parte del sector percibe esta llegada como una amenaza para los fabricantes locales.
En concreto, de acuerdo al especialista, existe una preocupación de que la competencia aumente y los productores enfrenten nuevos desafíos para conservar su participación en la cuota de mercado.
Este enfoque está alineado con el reciente anuncio de la Comisión Europea, quien ha llegado a la conclusión provisional de que la cadena de valor de los vehículos eléctricos en China se beneficia de subvenciones injustas.
Según el organismo regulador, esta situación plantea una amenaza de daño económico para las empresas de la Unión Europea.
Para abordar esta cuestión, se contempla la introducción de derechos compensatorios provisionales a partir del 4 de julio, bajo un mecanismo que será determinado por las autoridades aduaneras de cada Estado miembro.
La Comisión propone aplicar derechos individuales del 17,4% para BYD, del 20% para Geely y del 38,1% para SAIC.
Otros fabricantes extranjeros que colaboraron en la investigación pero no fueron incluidos en la muestra estarían sujetos a un derecho promedio ponderado del 21%.
Aquellos productores que no cooperaron en el estudio enfrentarían un derecho del 38,1%.
Al respecto, Alberto Molina Aracil subraya: “Debemos tener la capacidad de convertir las amenazas en oportunidades, no colocando obstáculos a nuestra competencia, sino superándonos a nosotros mismos para destacarnos de ella”.
Por ello, el experto sostiene que no se trata de aplicar aranceles, sino de exigir a los fabricantes chinos a que establezcan sus fábricas en el continente, como lo está haciendo BYD en Hungría y ahora Chery en España.
“Si desean vender en Europa, deben producir aquí”, asegura.
Esto no solo proporciona un valor adicional a las empresas locales, sino que también facilita competir en igualdad de condiciones.
“Aquellos que logren resolver los desafíos y amenazas actuales estarán en una posición ventajosa”, concluye.