España cuenta con fabricantes de infraestructuras de recarga de reconocimiento mundial por su calidad.
Todos ellos están alcanzando una cuota de mercado superior al 20% en Europa y una facturación que superó los 300 millones de euros en 2022.
En 2023, de los 354.000 cargadores producidos a nivel local, 294.000 fueron exportados, según datos de la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (AEDIVE).
Para mantener estos estándares de calidad y competitividad en el mercado global, los productos deben cumplir con un riguroso proceso de certificación.
¿Cuáles son los principales retos?
“Quizá los mayores desafíos de la electrónica de potencia y los cargadores que son dispositivos de potencia, son la compatibilidad electromagnética (EMC) y la comunicación”, señala Miquel Maureso, Jefe de e-Powertrain en Applus+IDIADA.
En diálogo con Mobility Portal España, la división que ofrece servicios de diseño, ingeniería, ensayos y homologación, brinda además rondas de prevalidación, dirigidas principalmente “a los fabricantes que recién comienzan o productos de nuevo diseño”.
Para aquellos que tienen dudas sobre algún aspecto de la normativa, las prevalidaciones pueden ser de gran ayuda, ya que permiten resolver rápidamente los problemas antes de realizar los ensayos de acreditación oficial.
Existen tantos estándares eMobility, como mercados
La realidad es que a día de hoy existen varios estándares de carga.
Esto implica que los fabricantes europeos que deseen exportar sus productos a otros continentes deben certificarlos según los requisitos específicos de cada región.
Y cada vez que se incorpora una nueva característica técnica o se modifica una existente, es necesario obtener una nueva homologación.
Estas normativas y requisitos de seguridad también varían para los vehículos, lo que significa que no puede venderse el mismo en Europa, Estados Unidos, Japón o Corea.
«Sería más sencillo si existiera una norma mundial, pero los países regulan estos aspectos por diversas razones, por necesidades específicas de su mercado, por requisitos de seguridad o medioambientales y también por el proteccionismo», comenta el Jefe de e-Powertrain en Applus+IDIADA.
La diferencia en las interpretaciones
“Existen muchos detalles en la norma que en ocasiones pueden interpretarse de diferentes maneras, por lo que ayudamos a pulir muy bien los detalles”, explica Laia Edo, Coordinadora de Carga de Vehículos Eléctricos.
Esto ayuda a garantizar que cualquier fallo se corrija antes de la acreditación oficial, para que las compañías se presenten más seguras.
Este trabajo se realiza con herramientas propias como simuladores que emulan el comportamiento de un cargador o de un vehículo que permiten verificar el correcto funcionamiento de los diferentes protocolos para poder pasar estas pruebas. Por ejemplo, en el caso de carga de vehículos, en Europa, los del CCS2.
Luego, se llevan a cabo testeos contra en equipos comerciales (vehículo contra cargadores y cargador contra vehículos), culminando con pruebas en la calle para evaluar los vehículos en condiciones reales.
¿Qué pasos debe seguir un fabricante para que este proceso sea exitoso?
“Si conocen las normas y sus especialistas preparan los equipos para que las cumplan, es decir, si diseñan y realizan pruebas internas de manera correcta, las de acreditación deberían ser un trámite”, asegura.
El tiempo total del proceso de validación de cargadores, desde la preparación hasta la realización de los ensayos, suele ser de «dos o tres meses».
Según explica, este plazo varía en función de si el fabricante parte desde cero o si ya cuenta con productos similares y solo realiza pequeñas modificaciones.
“En nuestro laboratorio disponemos de cargadores que representan aproximadamente el 80% del mercado europeo y lo tenemos aquí en España”, detalla Miquel Maureso.
Además, cuentan con un laboratorio en Shanghai, China, equipado con alrededor de 30 o 40 dispositivos, otro en Ingolstadt, Alemania y otro más en Los Ángeles, Estados Unidos.
Está red de laboratorios posiciona a Applus+ IDIADA de manera estratégica en cuanto a la satisfacción de las necesidades del mercado de vehículo eléctrico mundial.
No solo ello, sino que además Applus+IDIADA se encarga de preparar dichos vehículos para que se puedan vender en otras regiones, como en Estados Unidos, China o Japón.
En el pasado, los coches japoneses vendidos en Europa utilizaban el conector/protocolo CHAdeMO, IDIADA está acreditada por esta organización para validar sus dispositivos.
Este protocolo/conector se usa en Japón y otros países de su influencia, pero, fuera de Japón, está cada vez más en desuso.
El ChaoJi, nuevo sistema en desarrollo entre China y Japón apunta a ser la evolución del protocolo CHAdeMO; más potente y con el objetivo de cubrir la infraestructura de recarga de ambos países y su área de influencia.
El NACS, originalmente el conocido como el “Protocolo Tesla”, está cogiendo fuerza en Estados Unidos. Applus+ IDIADA ya está preparado para su validación.
“Realizamos pruebas tanto con fabricantes de vehículos como de cargadores, por lo que tenemos una actividad que es un ‘win-win’ para ambos”, enfatiza.
De esta manera, IDIADA actúa como intermediaria entre ambos actores y, en muchas ocasiones, las empresas de equipos de carga deciden dejar sus productos para probar con varios vehículos y luego mejorar su producto.
Cabe destacar que la entidad cuenta con la acreditación ENAC, según la norma ISO17025, para la realización de la mayoría de las pruebas de la norma IEC 68151 de certificación de cargadores, lo que le permite ofrecer a sus clientes pruebas específicas relacionadas con la carga, la comunicación, los aspectos técnicos y la seguridad eléctrica.