Turquía acelera el paso para conseguir inversiones automovilísticas extranjeras en el país y hacer así crecer la industria del vehículo eléctrico. El último fabricante con el que las negociaciones parecen estar más avanzadas es el chino BYD que estaría dispuesto a invertir más de 923 millones de euros para levantar su propia fábrica en el país.
Según avanza ‘Bloomberg’, el Gobierno de Recepp Tayip Erdogan anunciará el próximo lunes el acuerdo con el fabricante asiático para producir coches en su país durante una ceremonia en la provincia de Manisa (al oeste de Turquía), donde se construirá la planta.
El objetivo de este nuevo emplazamiento es facilitar el acceso de BYD al mercado europeo con menores costes operativos en un momento en el que las tensiones comerciales entre Bruselas y Pekín están en su punto más álgido de los últimos años.
Además, Turquía es un mercado interesante para el futuro de BYD, ya que los vehículos eléctricos representaron el 7,5% de las ventas de automóviles el año pasado, según datos de la patronal de los fabricantes del país euroasiático.
De hecho, el regulador del mercado energético nacional espera que el número de vehículos eléctricos en el país aumente en, aproximadamente, 180.000 coches para 2025 alcanzando una cuota de mercado de hasta el 30,4% en 2032.
PROTECCIONISMO TURCO
No obstante y a pesar del interés de las inversiones chinas en Turquía, el Gobierno islamista de Erdogan impuso a principios del mes de junio un arancel adicional del 40% a las importaciones de vehículos eléctricos procedentes de China.
El objetivo de este movimiento es ayudar a TOGG, el primer fabricante nacional de vehículos eléctricos del país, hasta que se consolide en un mercado que aspira a ser el cuarto más grande de Europa durante los próximos meses.