El año 2022 se perfiló como un hito en la transición hacia la movilidad eléctrica en Europa, marcado por la promulgación de normativas trascendentales que definen la senda hacia un futuro más sostenible en la agenda.
La resolución de poner fin a los motores de combustión interna para el 2035, aprobada por el Parlamento Europeo, estableció un marco claro para la eliminación progresiva de emisiones vehiculares.
A medida que avanza el 2023, Europa se enfrenta a una serie de desafíos y oportunidades que demandarán una atención minuciosa a la agenda de la Comisión Europea.
La propuesta de Reglamento de la Comisión Europea avanza en su tramitación en el Parlamento Europeo y en el Consejo.
Un hito crucial se avecina: durante la Presidencia española, que comenzó el 1 de julio y se extiende a lo largo del segundo semestre del año, el Consejo deberá adoptar su «General Approach».
El Parlamento Europeo definirá su posición final entre los meses de septiembre y octubre, lo que marcará el inicio de los trílogos entre la Comisión, el Parlamento y el Consejo.
Este proceso, además de influir en la dirección de las políticas europeas, sentará las bases para una movilidad eléctrica y sostenible en el continente con respecto al transporte pesado.
En el contexto del programa gubernamental de este año, se destaca la adopción de medidas audaces que abarcan desde la reducción de emisiones en el transporte hasta la certificación de eliminación de carbono.
Una de las iniciativas destacadas es la «Iniciativa de Flotas Corporativas Ecológicas», una faceta integral del Green Deal europeo.
El punto álgido del 2022 fue la prohibición de las ventas de vehículos con motores de combustión interna, un hito que marca el inicio de una nueva era en la movilidad europea.
Esta decisión, que se alinea con los objetivos de reducción de emisiones, abre las puertas a medidas adicionales para impulsar la adopción de vehículos de cero emisiones en toda la región.
Consecuentemente, la Comisión Europea se encuentra diseñando marcos legales específicos para flotas tanto privadas como públicas.
Estas directrices, que también están vinculadas a la revisión de la Directiva sobre Vehículos Limpios (CVD), reflejan el compromiso de los Estados miembros en liderar con ejemplos tangibles, acelerando la electrificación de las flotas gubernamentales.
La digitalización, como facilitador de una movilidad multimodal y eficiente, es otro eje crucial en esta transformación.
La propuesta de establecer un «espacio común europeo de datos sobre movilidad» busca impulsar la innovación y optimizar el uso de recursos en este sector.
El enfoque también abarca la logística de transporte de mercancías, con la estrategia de «ecologización» apuntando a reducir emisiones y contaminación mientras avanzamos hacia una movilidad más inteligente y sostenible.
Si bien se enfatiza el aumento del tráfico ferroviario, los vehículos de carga por carretera no quedan fuera de la ecuación.
La iniciativa de la Asociación de Electromovilidad de Europa (AVERE) de implementar programas de créditos de carbono introduce una dimensión innovadora en la reducción de emisiones.
Sin embargo, estos programas también plantean interrogantes sobre su posible impacto en la financiación de sectores como los biocombustibles y los combustibles electrónicos.
La revisión de las normas refleja un compromiso sólido hacia la gestión sostenible de recursos.
Baterías también en agenda
La consideración del ciclo de vida completo de las baterías, desde su diseño hasta su desecho, y su aplicación a todos los tipos de baterías vendidas en la Unión Europea, demuestra un enfoque holístico hacia la sostenibilidad dentro de la agenda.
El reglamento propuesto establece objetivos específicos para la recolección de residuos de pilas portátiles y la recuperación de litio, entre otros aspectos.
Estas medidas buscan no solo reducir la generación de desechos, sino también aprovechar los recursos valiosos contenidos en las baterías.