ChargeUp Europe, junto a AVERE, Eurelectric y EuropeOn, se dirigen directamente a los comisionados designados de la Unión Europea (UE), incluyendo a Teresa Ribera y Wopke Hoekstra.
La preocupación ante la posible flexibilización de los objetivos de reducción de emisiones de CO₂ es el motor de una conversación que busca mantener una postura firme sobre lo ya estipulado.
La declaración central de la carta es clara:
“Cualquier acción para debilitar o eliminar las señales de demanda de Europa para 2025, 2030 y 2035 sería devastadora para nuestros negocios”.
Y continua: “Nuestros competidores seguirán avanzando en electrificación, ya sea que mantengamos el ritmo o no”.
Esta advertencia se emite en un contexto donde diversos gobiernos de la UE, liderados por Francia, están formando un bloque para evitar las sanciones a los fabricantes de automóviles que no cumplan las metas en 2025.
El ministro de Economía francés, Antoine Armand, explicaba que “los fabricantes comprometidos con la electrificación de los vehículos no deberían tener que pagar multas”.
Los franceses se encuentran buscando apoyo dentro de los 27 países miembros, pero ¿lo conseguirán?
Representantes de Europa del Este, como Rumanía, Italia y República Checa, ya confirmaron su respaldo y señalan la necesidad de revisar lo impuesto en el corto plazo.
“Ustedes tienen la responsabilidad crucial de mantener el marco de 2035 como la base para el crecimiento de este ecosistema”, se expresa en la carta de ChargeUp y las asociaciones a la UE.
“Su Acuerdo Industrial Limpio debería basarse en esta base para ayudar a nuestras industrias a competir contra China y Estados Unidos, que hasta ahora han equipado mejor a sus empresas para el éxito”, se añade en este sentido.
Efectos de las sanciones de UE en el sector automotriz
La normativa de la Unión Europea, conocida como CAFE (Corporate Average Fuel Economy), impone a los fabricantes de automóviles la obligación de reducir las emisiones promedio de sus flotas en un 15% para enero de 2025 en comparación con los niveles de 2020.
Este objetivo representa una presión significativa para las empresas, ya que implica que cada fabricante debe vender un coche eléctrico por cada cuatro vehículos de combustión en los próximos meses para cumplir con las metas.
En primera instancia hay un impacto financiero.
Si los fabricantes no logran alcanzar estos objetivos de ventas, enfrentarán sanciones económicas que, según estimaciones, oscilan entre 10.000 y 16.000 millones de euros en total para toda la industria.
Estas multas se aplican en función del exceso de emisiones promedio de cada flota, con un costo de 95 euros por cada gramo de CO₂ excedido por vehículo vendido.
Pero hay que tener en cuenta que algunos estudios reducen la cifra a un escenario posible de 5.100 millones de euros, pero aún representan una carga financiera importante.
Por otra parte, se deben revisar ajustes en las estrategias de productos.
Por ejemplo, Volkswagen aceleró la transición hacia los eléctricos, pero enfrenta retos en mercados donde la demanda de estos modelos aún es baja.
La situación es especialmente desafiante en países donde la infraestructura de carga es limitada y la adopción de vehículos eléctricos es más lenta.
Italia y Rumanía, por ejemplo, mostraron reticencia hacia los objetivos de emisiones de la UE debido a que sus mercados aún dependen de los motores de combustión y carecen de incentivos adecuados para la electrificación.
Pese a todo esto, un reciente estudio de McKinsey concluyó que Europa aún puede desbloquear 300.000 millones de euros de valor añadido con la transición a coches eléctricos.
“Si dejamos que otros tomen el control de esta transición, el 25 % del valor añadido automotriz de Europa está en riesgo”, remata ChargeUp en su carta a los parlamentarios.
Reacciones del comisionado de Transporte de la UE
Durante su audiencia de confirmación, el candidato a comisionado de Transporte de la UE, Apostolos Tzitzikostas, respaldó el Pacto Verde Europeo y la necesidad de apoyar a la industria automotriz sin debilitar las metas impuestas.
Sin embargo, según Transport & Environment (T&E), Tzitzikostas “careció de detalles sobre cómo avanzará en la electrificación de las flotas corporativas”.
Esto se ubica como un tema clave para fomentar la demanda de vehículos eléctricos y proporcionar claridad a los fabricantes.
En esta instancia, cabe tener en cuenta que la decisión de la Comisión Europea podría definir el futuro de la movilidad eléctrica en Europa, obligando a los parlamentarios a encontrar un equilibrio entre las normativas de electrificación y las realidades del mercado automotriz que cita ChargeUp en su carta.