Un estudio presentado por la Comisión de Transporte del Parlamento Europeo deja en evidencia que los biocombustibles o el hidrógeno son una opción cara en comparación a la electrificación.
“Son una distracción cara”, así lo define el informe presentado como “Evaluación del potencial de los combustibles sostenibles en el transporte”.
En la Unión Europea (UE), los biocombustibles han sido objeto de una regulación específica para promover su uso y establecer objetivos de consumo renovable en el transporte.
Sin embargo, ha habido un intenso debate en los últimos años sobre si los biocombustibles son realmente una forma sostenible y viable de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
En 2018, la UE aprobó una nueva Directiva de Energías Renovables, que establece objetivos vinculantes para el consumo de energía renovable en la UE, incluido el consumo de biocombustibles.
Según la directiva, el 14% del consumo final bruto de energía en el sector del transporte debe provenir de fuentes renovables para 2030.
Sin embargo, a medida que la comprensión científica ha avanzado en los últimos años, se ha hecho cada vez más evidente que algunos biocombustibles pueden no ser una solución sostenible y que pueden tener consecuencias ambientales y sociales negativas.
En consecuencia, la UE ha implementado cambios en su política estableciendo el año pasado que solo sí se demostraba que serían una opción ambientalmente viable se los podía introducir en la estrategia del fin del motor de combustión.
Aún así, tras las presiones de Alemania la Comisión Europea cedió y finalmente optó por incorporarlos ante la posibilidad de que se cayera el acuerdo para el fin del motor de combustión a 2035.
El estudio del Parlamento sugiere: “Los biocombustibles se enfrentan a limitaciones de disponibilidad agravadas por la competencia de la demanda en la economía y las restricciones de sostenibilidad con respecto al uso del suelo”.
Y agrega: “Los basados en alimentos y materias primas tienen unos resultados de sostenibilidad inferiores a los de los biocombustibles avanzados.
Más estudios contra los biocombustibles
Pero, solo tomando el punto de vista económico, según las investigaciones de Transport & Environment lo posicionan entre 70% y 130% más caro que el gasóleo fósil.
El estudio de T&E muestra que en los últimos años los biocombustibles europeos han sido más caros que los combustibles fósiles, y con el aumento de los precios de las materias primas esa diferencia de precios no ha hecho más que aumentar, incluso con los precios disparados de los basados en fósiles.
Pero, por el lado ambiental existen numerosos argumentos en su contra respaldados por estudios que datan de 2010 (como (“La economía de las políticas de biocombustibles: impactos en la volatilidad de precios en los mercados de cereales y oleaginosas” de Applied Economic Perspectives and Policy.
Entre sus puntos destacados se encuentran:
- Eficiencia energética: Requiere mucha energía, incluyendo el uso de combustibles fósiles para la maquinaria y el transporte de los cultivos.
Además, la energía contenida en los biocombustibles es a menudo menor que la energía utilizada para producirlos, lo que significa que la producción de biocombustibles no es energéticamente eficiente.
- Competencia con la producción de alimentos: A menudo utiliza tierras agrícolas que podrían utilizarse para la producción de alimentos.
A medida que la población mundial continúa creciendo, la producción de alimentos se convierte en una necesidad cada vez más crítica, por lo que la competencia con los biocombustibles puede ser una preocupación importante.
- Impacto ambiental: Puede tener un impacto ambiental significativo, incluyendo la deforestación, la erosión del suelo y la contaminación del agua y del aire.
Además, la producción de biocombustibles a menudo implica la utilización de pesticidas y fertilizantes químicos, lo que puede tener un impacto negativo en el medio ambiente.
- Disminución de la biodiversidad: Puede llevar a la eliminación de hábitats naturales y la pérdida de biodiversidad.
La conversión de tierras salvajes y bosques para el cultivo de biocombustibles puede reducir la cantidad de áreas naturales que se conservan para la vida silvestre y otros usos.
Escenarios negativos
Retomando el estudio del Parlamento Europeo este ve poco viable la aplicación de los ecocombustibles en el transporte urbano o de carreteras. Si lo coloca con un porcentaje muy bajo en la aviación, por ejemplo.
Hay tres escenarios planteados de alta, media y baja contemplación de los combustibles bajos en carbono, desarrollados por Concawe, un grupo de investigación de fabricantes europeos de combustibles (Concawe, 2021).
En los tres escenarios se contemplan para el uso en la aviación y/o transporte marítimo, no así en el transporte de carreteras (o en todo caso se les da un nivel muy bajo de participación).
Pero en el escenario menos contemplativo, los coloca con una cuota de mercado del 14% para el año 2050.