En un comunicado publicado este miércoles, la empresa explica que, en concreto, con un vehículo de combustión la facturación media alcanza los 513 euros, cantidad que se reduce a los 368 euros en un eléctrico.
No obstante, apunta que, dado que en España a finales del año pasado sólo había 170.581 vehículos eléctricos en circulación, su aportación a los ingresos de la posventa por mecánica es de momento de apenas 62,7 millones de euros.
Por lo que, en general, el coste de mantenimiento de un eléctrico es un 29% más económico que un gasolina, un 21% más barato que un diésel y un 25% menor que un híbrido. Y, desde el punto de vista del taller, sólo la partida de los neumáticos les es más rentable con un eléctrico que con uno de combustión.
Solera señala que, si se mira en coste por kilómetro (a 3 años y 90.000 km), la diferencia es más estrecha entre un coche eléctrico y uno que utiliza diésel, «sólo» un 27%. La diferencia con un híbrido es del 33% y con un gasolina, del 42%.
LENTA ELECTRIFICACIÓN
La empresa también destaca que, aunque este análisis pinta una imagen positiva para los usuarios y consumidores, contrasta con la lenta y escasa evolución de la electrificación del parque automovilístico en España. De hecho, resalta que para 2030, a este ritmo, el país no llegará al millón de coches electrificados (híbridos y eléctricos), de los cuales medio millón se espera sean 100% eléctricos.
Solera indica que esto se debe sobre todo a la falta de accesibilidad de este tipo de coches por parte de las clases medias, ya que solo el 3,2% de los hogares tiene un coche electrificado y de todos ellos, el 40% son hogares con ingresos por encima de los 3.000 euros, mensuales, según datos que recoge del INE.
Así, la empresa afirma que en realidad, menos del 6% del parque automovilístico tiene connotación sostenible, es decir, con etiqueta Eco y Cero, siendo los más habituales los C y los B, los primeros con 11,6 millones de coches y los segundos con 8,2 millones.
Por el contrario, hay casi 7,5 millones sin etiquetas. Para Solera esto significa que por cada coche poco o nada contaminante, hay cuatro muy contaminantes que tienen, entre otras cosas, vetada su entrada a las zonas de bajas emisiones de las almendras centrales.
«Actualmente la evolución del parque muestra que la etiqueta Cero está estancada y, en cambio, crece la Eco y la C. La primera de ellas es solo el 5% del parque, pero parece que está siendo el vehículo de entrada a la electrificación. A día de hoy no hay planes para cambiar la etiqueta y ser más restrictivos con la etiqueta Eco, por lo que se prevé una foto estable del parque salvo que haya algún cambio administrativo que ahora no se percibe», sostiene el ejecutivo de Cuentas Clave de Solera, Martín Tejero.