La EMT de Palma se endeuda en siete millones de euros para pagar los cinco autobuses de hidrógeno que adquirió antes de las pasadas elecciones municipales con un coste de 960.000 euros la unidad, el ex alcalde socialista, José Hila, y que nunca han circulado por la falta de combustible ya que el hidrolizador que debía fabricarlo en la planta de Lloseta no existe.
Una compra que fue presentada por el anterior gobierno municipal a bombo y platillo en plena precampaña electoral, y que se ha convertido en el mayor desaguisado que se recuerda, ya que los cinco autobuses están estacionados desde que llegaron en marzo pasado, en un solar contiguo a las cocheras de la EMT.
Una millonaria chapuza sin paliativos, que ha provocado que en el último consejo de administración de la EMT, la nueva dirección de la compañía autorizara la disposición de siete millones de euros del contrato marco de crédito firmado en 2018 con el Banco Europeo de Inversiones (BEI), que serán utilizados para abonar el pago pendiente por la compra de autobuses.
El teniente de alcalde de Movilidad y presidente de la EMT, Toni Deudero, ha justificado la petición de este préstamo de siete millones de euros al BEI porque «en su día, la EMT adquirió cuatro minibuses, cinco autobuses de hidrógeno, 22 autobuses articulados de gas y 12 autobuses eléctricos.
El coste de esta operación de compra se situó en los 30,4 millones de euros», y ahora hay que abonarlos.
En la actualidad, los autobuses se encuentran inutilizados ya que, según el máximo responsable municipal de Movilidad «la planta de Lloseta no está prestando servicio de hidrógeno y las placas solares no se usan para fabricar hidrógeno en la planta. El hidrógeno verde prometido con el hidrolizador que debía fabricarse en Lloseta no existe, y ahora resulta que es hidrógeno gris (para cuya fabricación se usan combustibles fósiles) que ha de ser traído por barco».
Hay que tener en cuenta que la presión de trabajo para llenar los depósitos de los autobuses ha de ser de 380 bares, cuando a bordo de los barcos el máximo permitido es de 200 bares por limitación de normativa de seguridad en los buques.
Con esa presión el depósito del autobús alcanza sólo un 18 por ciento de su capacidad, por lo que con esa carga es imposible poder prestar servicio con estos autobuses.
«Lo único que se ha conseguido es disponer de unos autobuses de hidrógeno inútiles, porque el contrato de suministro se ha declarado desierto por dos veces ya que el proveedor único no está en condiciones de suministrarlo», ha señalado Deudero.
El único autobús de hidrógeno del ex alcalde socialista Hila que vieron las calles de Palma, fue uno de 18 metros articulado, pero era exhibición.
Fue desplazado expresamente a la capital balear por un proveedor en junio del año pasado, pero no prestó servicio real a los ciudadanos.
Los cinco autobuses de hidrógeno, por tanto, seguirán en las cocheras de la EMT esperando una solución milagrosa a la falta de combustible que sigue sin encontrarse.
Como Deudero precisa, la plataforma Power2Green no garantiza el suministro de hidrógeno y descarta de momento la alternativa que desde Movilidad se proponía para poder utilizar estos autobuses a medio plazo, y poder así revertir el dinero del contribuyente y que estos vehículos puedan salir a la calle para prestar servicio a los ciudadanos, y aumentar la sostenibilidad ambiental de Palma.
Si tenemos en cuenta que un autobús ordinario, de diésel o gas, cuesta entre 250.000 y 280.000 euros, con el montante pagado por estos autobuses de hidrógeno (más de 4,8 millones de euros) Palma contaría ahora con 15 vehículos adicionales prestando servicio en el necesitado y deficiente transporte público palmesano.
Informa: Ok Diario