Foundation Ecology and Development, más conocida como ECODES, presenta una carta abierta para rechazar la creación de una demanda adicional de gas en el AFIR por parte de la Sociedad Civil Conjunta Estimados Ministros de Transporte.
Los defensores del gas natural en el transporte han reforzado sus llamamientos para aumentar nuestra dependencia de las importaciones de gas fósil y promover el gas como solución «limpia» para el transporte por carretera.
Los firmantes de la carta creen que la invasión rusa de Ucrania ha demostrado que nuestra continua dependencia de las importaciones de combustibles fósiles no es sólo una amenaza para los objetivos climáticos, sino también una grave vulnerabilidad en materia de seguridad energética.
Por qué es vital reducir la dependencia de los combustibles fósiles, según los interesados:
- La Comisión Europea prevé que el número de camiones a gas aumente hasta 510.000 en 2030.
- Esto supondrá el consumo de 18,5 millones de toneladas de gas cada año.
- Si estos planes se hacen realidad, en 2030 el sector del transporte por carretera y la navegación equivaldría al 26% de todas las importaciones de gas procedentes de Rusia en 2021.
«No podemos dificultar la transición a la movilidad eléctrica aumentando significativamente nuestro consumo de gas natural. Esto supondría un desafío tanto para la seguridad energética europea como para los compromisos climáticos. Creemos que la solución está en las alternativas que ya están disponibles: los camiones eléctricos», indican.
A continuación el texto presentado:
Estimados Miembros del Parlamento Europeo, A medida que avanzan las negociaciones sobre la propuesta de la Comisión Europea para un Reglamento de Infraestructura de Combustibles Alternativos (AFIR), se han introducido muchas enmiendas por parte del Parlamento Europeo para incluir estaciones de gas adicionales como parte de la revisión de la legislación.
Los firmantes de esta carta instan a los responsables de la toma de decisiones a rechazar la creación de una demanda adicional de gas natural en el transporte. La invasión rusa de Ucrania ha demostrado que nuestra continua dependencia de las importaciones de combustibles fósiles no es sólo una amenaza para nuestros objetivos climáticos, sino también una grave vulnerabilidad de la seguridad energética. No podemos agravar estos retos.
Dependencia del gas ruso: Europa depende en gran medida del gas ruso. Más del 40% de los suministros europeos de gas natural son importaciones rusas, que históricamente se han utilizado en los sectores de la calefacción y la electricidad.
A pesar de estos antecedentes, los defensores del gas natural en el transporte han reforzado sus llamamientos para aumentar nuestra dependencia de las importaciones de gas fósil, promoviendo el gas como solución «limpia» para el transporte por carretera.
La Comisión Europea espera que aumente el número de camiones propulsados por gas. Su propuesta prevé un crecimiento de 510.000 camiones a gas para 2030, lo que supondrá el consumo de 18,5 millones de toneladas de gas al año. De llevarse a cabo estas propuestas, el sector del transporte por carretera y marítimo representaría el 26% de todas las importaciones de gas de Rusia en 2021.
El gas natural es un combustible fósil: las fugas de metano y el deslizamiento provocan potentes efectos de efecto invernadero y socavan cualquier ventaja climática sobre la gasolina y el gasóleo.
El biometano se pregona como una solución para estas deficiencias, a pesar de la falta de escalabilidad para la producción y de una escala que ni siquiera es suficiente para los sectores con mayor demanda de gas natural existente. No hay justificación para consumir recursos limitados en un transporte que no ha dependido del gas natural, especialmente mientras los sectores europeos de la electricidad y la calefacción siguen siendo muy dependientes del gas.
El gas contamina el aire que respiramos: Estudios independientes han demostrado la existencia de importantes emisiones de partículas de los camiones de gas, que pueden ser mayores que las de los camiones diésel. Además, los camiones de gas emiten cantidades excesivas de partículas muy pequeñas que, según pruebas recientes, son las más perjudiciales para la salud humana.
La reducción de nuestra dependencia de todo el gas fósil y ruso será una tarea difícil, pero ya existen otras tecnologías, como los camiones eléctricos.
No podemos dificultar esa tarea aumentando significativamente nuestro consumo de gas en los medios de transporte que pueden ser electrificados. Esto supondría un reto tanto para la seguridad energética europea como para los compromisos climáticos
En nombre de los firmantes, instamos a los miembros del Parlamento Europeo y a los Estados miembros a rechazar la creación de una demanda adicional de gas.