La consejera vasca se ha expresado en estos términos durante un encuentro en Bilbao organizado por Nueva Economía Fórum en Bilbao, donde ha pedido hacer un análisis «sereno y en conjunto» de todas las alternativas de fabricación para hacer esa transición energética de una forma «adecuada».
Esto, de cara a alcanzar el objetivo final de emisiones cero en 2050 porque, a su juicio, «el coste de las cero emisiones no puede ser la desindustrialización de Europa».
«Vehículo eléctrico, sí, pero planificando todo en función de nuestras fortalezas», por lo que se ha mostrado reacia a considerar que sea «positivo» limitar la fabricación de vehículos particulares de combustión en 2035 porque se corre el riesgo de encontrarse en ese 2035 con una sociedad a «dos velocidades», con vehículos eléctricos y otros «antiquísimos de combustión y unas emisiones de CO2 impresionantes».
Por ello, ha defendido que el vehículo eléctrico no debe ser «la única solución» y ha aconsejado valorar «otro tipo de iniciativas» como los biocombustibles, los combustible sintéticos, el hidrógeno o los propios combustibles fósiles durante este periodo de transición.
«No pongo en duda que haya que electrificar, pero hagámoslo bien, para lo que ha defendió que se cuente con el tejido industrial «propio» ya que Euskadi fabrica hoy en día más de la mitad de los componentes de automoción producidos en España.
En cuanto a la apuesta por el coche eléctrico en 2035, señaló que puede ocasionar problemas como que no se logre fabricar a un precio adecuado «para que nos lo podamos permitir todos los ciudadanos con el fin de que se pueda conseguir la sustitución».
Igualmente ha cuestionado estos segmentos sean realmente libres de emisiones si se tiene en cuenta lo que se emite para traer sus componentes, para extraerlos o si la electricidad que utilizan es 100% verde.
«Hagamos esas emisiones netas cero en 2050 en todo el proceso», concluyó.
Preguntada por los problemas de suministro y de semicomponentes, la consejera ha apostado por potenciar la industria de componentes local para evitar tener una gran dependencia de países como China, porque, a su juicio, «fabricar en China es más barato, pero hacerlo más cerca es más importante y hacerlo con empresas locales, imprescindible».
En este sentido, ha recordado que, por citar un ejemplo de la compleja realidad geopolítica que rodea muchas de estas problemáticas está Taiwan que fabrica más de la mitad de los semiconductores más utilizados» y se encuentra ahora mismo en el epicentro de la estrategia política china.
En torno a la elevada dependencia de otros países, ha defendido que «más que nunca» cobra sentido la idea de lo glocal, que supone contar con «empresas internacionalizadas pero al mismo tiempo tengamos fortalezas locales, no solo aquí, sino dentro del ámbito europeo y sepamos aunar ambas estrategias» para evitar una situación «muy compleja» económicamente.