Según denunció César Díaz, dos meses después del inicio de las pruebas, el vehículo «trabaja solo media jornada» porque «el único punto de carga existente requiere de 10 horas para que alcance la máxima capacidad y, además, necesita hacerlo en caliente, es decir, nada más concluido el servicio».
El edil criticó que el coche «no puede someterse a recorridos con cuestas o pendientes pronunciadas, solo llanear, porque la batería, la cual tiene una autonomía de solo 230 kilómetros al día, se agotaría en seguida, algo que también se nota mucho cuando se pone la calefacción y va cargado».
Díaz cuestionó el precio del coche, que ronda los 600.000 euros, frente a los 340.000 de coste de un bus híbrido de similares dimensiones y afeó al gobierno municipal que mantenga en servicio 63 autobuses con entre 15 y 20 años de antigüedad y 53 con entre 10 y 14 años.
El popular, pese a las críticas, mostró su «total conformidad» a la introducción de la tecnología eléctrica en el servicio, aunque insistió en la necesidad de hacerlo una vez se construya la infraestructura de carga necesaria.
«No podemos tener un único punto de carga para las baterías y que, además, precise de 10 horas para completarla», dijo antes de criticar al alcalde por realizar «una política más efectista y menos efectiva» que, a sus ojos, «demuestra falta de proyecto e incapacidad para la gestión».