De 2019 a 2020 y de nuevo a 2021 se pudo observar un fuerte aumento de la cuota de coches eléctricos en Europa. En el caso de los nuevos, la cuota de mercado de los vehículos eléctricos pasó del 2% en 2019 al 6% en 2020 y al 10% en 2021.
En 2022 esa tendencia se ralentizó. La cuota de mercado de los vehículos eléctricos de batería en los tres primeros trimestres de 2022 fue del 12%. Para el total del año podría ser un par de puntos porcentuales más alto – pero no es el mismo ritmo que antes, cuando las cuotas de mercado esencialmente se duplicaban cada año.
“La razón de esta desaceleración la veo en los instrumentos políticos”, argumenta Peter Mock, Director General de International Council on Clean Transportation (ICCT) Europa a Portal Movilidad España.
En 2020/21, las normas de CO2 de la Unión Europea para vehículos nuevos tuvieron un fuerte efecto. Los fabricantes desplegaron un número significativo de vehículos eléctricos para asegurarse de cumplir los objetivos de CO2 y evitar sanciones.
Sin embargo, desde 2021 hasta 2029, las normas de CO2 no tendrán efecto. El objetivo de -15% de CO2 para 2025 (en comparación con 2021) no es lo suficientemente estricto y no obliga a los fabricantes a hacer nada más de lo que ya están haciendo.
“Sólo a partir de 2030 el objetivo de CO2 del -55%, que pronto se revisará, volverá a tener un efecto significativo”, explica Mock.
Y añade a su argumento: “En el momento en que las normas de CO2 a escala de la UE dejen de tener un fuerte efecto sobre las ventas de vehículos, los incentivos nacionales para los vehículos eléctricos se convertirán en el instrumento político más importante”.
Sin embargo, en este punto algunos gobiernos de Europa han empezado a reducir o incluso a eliminar gradualmente los incentivos financieros para los clientes que planean comprar un vehículo eléctrico.
“Esto es una evolución peligrosa que, en el peor de los casos, podría golpear muy duramente al todavía muy joven mercado de los coches eléctricos”, deja en claro el Director General de ICCT.
En cuanto a este tema, pone de ejemplo el modelo francés. Francia sigue ofreciendo incentivos para los vehículos eléctricos. En lugar de utilizar los impuestos para pagar estos incentivos, el gobierno los financia para los vehículos de bajas emisiones cobrando a los compradores de aquellos con altas emisiones.
Es el llamado sistema «bonus-malus». El sistema se financia solo, sin necesidad de pagar impuestos. “Proporciona un incentivo continuo y estable para que los consumidores opten por vehículos de bajas emisiones”, opina Mock.
El Gobierno francés quiere seguir desarrollando el sistema hacia lo que llaman «leasing social», es decir, la posibilidad de recibir un incentivo aunque el usuario no se pueda permitir comprar un vehículo eléctrico, por ejemplo en forma de subvención mensual por leasing.
“Creo que es un paso muy importante para que los vehículos eléctricos sean asequibles para el conjunto de la sociedad. Espero que otros países, como Alemania y España, aprendan del planteamiento francés de un sistema de bonus-malus”, añade el Director General.
A esto agrega su preocupación por el mercado chino que continúa creciendo y amenaza al europeo. En 2022, uno de cada cuatro coches nuevos en China será totalmente eléctrico.
“Por lo tanto, también desde un punto de vista competitivo, es importante que los fabricantes europeos sigan centrando sus inversiones en Europa en los vehículos eléctricos y apoyen el impulso político para eliminar los vehículos con motor de combustión lo antes posible”, sentencia Mock.