La industria automotriz europea enfrenta considerables desafíos debido al creciente predominio de China en el mercado de vehículos eléctricos.
Un ejemplo de esta influencia es el notable éxito del modelo MG 4, que se convirtió en uno de los automóviles más vendidos en España en 2023, registrando un total de 3.094 matriculaciones.
Incluso en el primer mes de 2024 alcanzó el tercer lugar en el ranking de ventas, según la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC).
Sin embargo, los fabricantes de la Unión Europea cuentan con una ventaja estratégica.
¿Cuál?
“Los productores chinos carecen de la experiencia en servicio de posventa que poseen los europeos”, asegura Jordi Layola Sans, Jefe de Equipo de venta a empresas en Carhaus, a Mobility Portal España.
Este se ha convertido en un factor crucial para el crecimiento de la industria automotriz, especialmente con la introducción de vehículos electrificados en España, el segundo mayor fabricante europeo.
Es esencial fortalecer la industria nacional de movilidad eléctrica, sobre todo considerando que, según datos de GANVAM, el sector de la venta y reparación de automóviles representa un 1,5% del PIB español y genera una facturación anual de 91.700 millones de euros.
A pesar de ello, aún no existe una normativa específica que regule los contratos de distribución entre fabricantes, concesionarios, talleres y servicios oficiales, tanto a nivel nacional como europeo.
Es indispensable que la posventa genere nuevas líneas de negocio para mantenerse competitiva frente a otros operadores.
En este contexto, se requiere que la UE, y con ella España, implementen una política industrial que refuerce este sector, con el objetivo de fomentar la competencia.
Si bien el servicio de posventa es importante para los particulares, resulta vital para el funcionamiento de flotas de vehículos.
“Ahí es donde los europeos deben de ponerse las pilas y aprovechar esa situación para decirle a los chinos: ‘Bienvenidos, pero el servicio lo daremos nosotros’”, subraya Layola Sans.
En los últimos meses, ha sido evidente que numerosos países están implementando medidas para proteger sus industrias frente a actores externos, especialmente chinos, quienes se posicionan como un líder tecnológico mundial en este sector.
Tal es el caso de Francia.
El país gobernado por Macron ha decidido excluir a los vehículos eléctricos de origen chino del Bono Ecológico, otorgando de este modo un respaldo a la industria automotriz europea.
Es más, recientemente, los CEOs de las principales marcas automovilísticas del continente han instado a la UE a garantizar condiciones equitativas en la competencia global.
Esta solicitud se presenta en un contexto en el que cada vez más empresas están incorporando coches electrificados a sus flotas.
Pero, ¿lo hacen por motivos medioambientales o simplemente para cumplir con normativas?
Según el representante de Carhaus, «cada vez más empresas adoptan prácticas sostenibles por motivos políticos», especialmente las grandes firmas que tienden a guiarse más por estas consideraciones que por simples necesidades.
Sin embargo, muchas flotas están optando por la electrificación por necesidad, ya que enfrentan restricciones para acceder a Zonas de Bajas Emisiones indispensables para sus operaciones.
En este contexto, el servicio de posventa de Carhaus se convierte en una ventaja competitiva al brindar certeza y confianza en la nueva tecnología a sus clientes.
«Ya sea para el mantenimiento regular del vehículo o para atender a cualquier falla, nuestra marca siempre ofrece una respuesta«, destaca.
No solo ello, sino que otra ventaja para los usuarios es la rapidez en las entregas.
Un coche completamente personalizado y configurado según las preferencias del cliente puede demorar entre tres y cuatro meses.
Es crucial que los fabricantes europeos aprovechen su posición estratégica y presencial a nivel europeo para liderar de manera efectiva esta transición hacia la movilidad eléctrica.