La red de distribución eléctrica en Portugal se enfrenta a un desafío importante con el aumento de los puntos de carga de vehículos eléctricos.
Según Luis Castanheira, CEO de Mota-Engil Renewing, el principal obstáculo para el desarrollo de la infraestructura de carga de vehículos eléctricos es la gestión y disponibilidad de energía de la red.
“La red no está preparada para cargas pesadas y producción de energía distribuida, por lo que obtener la energía necesaria para operar nuestros cargadores es un desafío”, explica a Mobility Portal Europe.
Sin embargo, destaca que la situación está mejorando.
“Hoy en día, si necesitamos solicitar una conexión de media tensión, estamos hablando de plazos de poco más de un año, cuando antes tardaban entre dos y tres años”, asegura.
El proceso de modernización de la red eléctrica es esencial para superar este obstáculo.
Castanheira destaca que, en Portugal, el coste del suministro es relativamente bajo, pero el principal problema surge cuando se necesitan conexiones de media tensión en lugares remotos.
“Si la conexión está demasiado lejos, la inversión necesaria puede hacer que el proyecto sea económicamente inviable y este desafío afecta especialmente al despliegue de puntos de recarga en zonas aisladas”, indica.
¿Qué mejoras se esperan?
A pesar de las dificultades, el representante de Mota-Engil Renewing se muestra optimista sobre las perspectivas de mejora de la infraestructura de la red.
En este sentido, la introducción de nuevas directivas de la Unión Europea desempeña un papel crucial.
En concreto, la revisión de la Directiva de Rendimiento Energético de los Edificios de la Unión Europea, que exigirá la instalación de soluciones energéticas más sostenibles, como paneles solares y cargadores, en nuevos edificios a partir de 2030.
“Esta iniciativa impulsará la movilidad eléctrica, pero existen preocupaciones sobre cómo se aplicará en la práctica”, señala Castanheira.
La Directiva que exige la instalación de puntos de recarga en aparcamientos de nuevos edificios y centros comerciales podría tener implicaciones importantes para la red eléctrica.
En este contexto, el CEO advierte del coste que supondría electrificar el 50% de las plazas de aparcamiento en los grandes complejos.
“La potencia necesaria para implementar esto sería enorme y en algunos casos, como en estadios de fútbol con grandes multitudes, el coste de instalar tantos cargadores podría ser mayor que los beneficios”, afirma.
Sin embargo, Castanheira reconoce la necesidad de promover la movilidad eléctrica.
Para el experto, en cuanto a la gestión y disponibilidad energética de las redes, la solución está en la flexibilidad de la red y en el uso de la energía renovable disponible durante los períodos de menor demanda.
“Lo ideal es centrarse en las oportunidades existentes, como la carga en edificios con energía disponible o la instalación de cargadores compartidos en lugar de colocar puntos individuales en cada vivienda”, sugiere.
De esta forma se podría optimizar la infraestructura sin necesidad de realizar inversiones masivas en nuevas líneas eléctricas o subestaciones.
Aunque las estrategias para adaptar la red a la creciente demanda de puntos de recarga están claras, el consejero delegado considera que es necesario un enfoque más pragmático por parte de las autoridades europeas para evitar que la regulación se quede en lo teórico.
«La UE debe reevaluar y adaptarse a las realidades sobre el terreno; de lo contrario, corremos el riesgo de que estas directivas se queden en meros trámites burocráticos, ya que su aplicación sería prácticamente inviable», concluye.
¿Qué papel juega la carga bidireccional en este contexto?
Esta solución, que permitiría utilizar baterías de vehículos eléctricos para alimentar la red, es otro aspecto que aún no se ha implantado plenamente en Portugal.
Aunque ya se están realizando pruebas piloto, el CEO considera que pasará algún tiempo antes de que la adopción generalizada de esta tecnología sea tangible.
“Los vehículos que ofrecen esta funcionalidad son limitados y el mercado aún está en fase de prueba”, admite.
Respecto a la financiación de proyectos de eMovilidad, destaca que los e-Credits, previstos en la legislación europea para 2025, podrían ayudar a compensar los costes de las infraestructuras de recarga.
Este sistema permitiría ingresos adicionales a los operadores de puntos de recarga mediante el uso de energía renovable.
“Los créditos electrónicos podrían facilitar la instalación de cargadores en lugares donde de otro modo sería difícil justificarlo económicamente”, explica.
El consejero delegado también subraya: “Hablamos de movilidad eléctrica, pero deberíamos empezar a pensar en movilidad neta cero”.
Para lograrlo, es fundamental garantizar que la energía utilizada para cargar los coches proceda de fuentes 100% renovables, lo que, según él, permitiría alcanzar los objetivos climáticos de la UE.