Este domingo 6 de noviembre se inició de manera oficial la 27ª conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 27).
Llevándose a cabo hasta el 18 de noviembre de 2022, se reúnen en Sharm El Sheikh (Egipto), jefes de estados, organizaciones y empresas de todo el mundo con el objetivo de generar compromisos que permitan apostar decididamente por la reducción de emisiones de carbono.
En este marco, Carlos Rico, experto en electrificación de coches de Transport & Environment (T&E), en diálogo con Portal Movilidad España resume hacia dónde deberán estar puestos los esfuerzos a lo largo de la cumbre.
“La COP 26 mostró un compromiso muy débil hacia la descarbonización del transporte, tanto por parte de los países como de las empresas. Sin embargo, el escenario este año es muy diferente”, expresa.
Desde su punto de vista, se ha evidenciado que la dependencia de los combustibles fósiles puede tener consecuencias económicas y sociales muy graves, como también ocurrió con la guerra de Ucrania.
El impacto de la crisis climática es cada vez “más fuerte e innegable”. Solo las inundaciones en Pakistán o la ola de calor en Europa ya han ocasionado miles de muertes.
Tomando estos casos como ejemplo y reconociendo la importancia de la hoja de ruta que ya se ha fijado con la firma del “Pacto de Glasgow”, el cual apunta a las cero emisiones en la movilidad en general, T&E lanza un ultimátum.
“La guerra de Ucrania no puede ser una excusa para seguir subvencionando los combustibles fósiles de manera indiscriminada”, subraya Rico.
Entre las principales conclusiones de ese acuerdo está el acabar con los subsidios ineficientes a los carburantes, problema que lastra en gran medida la transición hacia un transporte más limpio.
En España rige “uno de los peores regímenes fiscales de Europa” en la materia, lo que favorece directamente a los vehículos de diésel y gasolina cuando se debería estar fomentando la electrificación.
Es por ello que reducir esta retribución y la dependencia deberá ser una prioridad a lo largo de esta COP 27 y, en específico, en el “Transport Day”, el próximo 17 de noviembre.
Un nuevo escenario
Entre la conferencia pasada y esta se ha generado un considerable giro en las discusiones.
No se quita importancia sobre la asunción de compromisos de cara a la electromovilidad y la ambición de acabar con los combustibles fósiles a tiempo en el transporte.
Pero la realidad es que en 2021 se temía sobre el acompañamiento de las metas a 2040 por parte de países como Alemania, Francia o España.
Hoy esto es diferente. Con un acuerdo europeo consensuado casi en su totalidad, se espera que el posicionamiento de todos ellos en este caso sea favorable.
“La primera gran potencia mundial ha puesto un límite a la venta de coches y furgonetas con motores de combustión interna. Otras potencias como Estados Unidos y China también van en la misma dirección, pero aún no han alcanzado un compromiso tan claro”, recuerda Carlos Rico en diálogo con este medio.
Sin dudarlo, la señal europea animará a otros a seguir sus pasos para no quedarse fuera del nuevo mercado, en el que los segmentos de cero emisiones serán dominantes.
Pese a esto advierte: “Esperamos que haya más valentía y no se repita la situación del año pasado, en la cual los principales países europeos no se atrevieron a firmar en favor del fin de los automóviles contaminantes”.
Las planificaciones de las grandes firmas del sector automoción hoy acompañan estas medidas y hasta en muchos casos son más ambiciosos. Pero la realidad es que en 2021 esto no era así.
Aunque las fechas ya no estén en el centro de las negociaciones y se vea un paradigma consensuado, hay otros ejes que generan ansiedad.
Por un lado, la financiación es una de las deudas pendientes de la COP 26 en materia de transporte, la cual actualmente “no debe ser un freno para realizar la transición energética lo antes posible”.
Otro tópico abierto, y que está en el centro de la polémica europea, tiene que ver con los combustibles sintéticos.
Estos jugarán un papel muy importante en la descarbonización de la aviación y el ámbito marítimo, por lo que se espera que tengan un rol protagonista en estas discusiones.
Pero, en lo que respecta al transporte por carretera, “son muy pocos los países a escala global que verdaderamente los ven como una solución plausible”.
Es por ello que, en relación a los jefes de estado, Transport & Environment no considera que la temática tenga mucha relevancia, pero no es dato menor que haya fabricantes del sector automotriz que confían y defienden su papel en la transición.