El Director eMobility de TotalEnergies, Ignacio Barbero, sostiene que, aunque las inversiones en proyectos de instalación de puntos de recarga son significativas, “ofrecen un retorno”.
En el marco de la última edición del ciclo de entrevistas “Personalidades”, organizado por Mobility Portal España, expone:
“La rentabilidad actualmente no es alta, pero si se apuesta por la electromovilidad, a medio y largo plazo será igual de rentable que cualquier otra actividad de distribución energética”.
En este mercado creciente, la movilidad sostenible se consolida como uno de los puntos más importantes ante el aumento de vehículos eléctricos que se ven en las principales ciudades europeas.
Además, se espera que en un par de años, estos vehículos sean la única opción para circular por los países de la UE.
Por ello, Barbero recomienda establecer contratos a largo plazo y estar preparados para soportar los primeros años con retornos negativos, con la confianza de que el resto del período lo compense.
Sin embargo, existe una amenaza que, según el Director eMobility de TotalEnergies, es el Estado.
Tarde o temprano, la administración podría trasladar los impuestos a la electricidad, “ya sea en términos de amperios, voltios o kilovatios-hora”, lo cual podría afectar al costo para el usuario final.
En este sentido, la empresa aspira a ser un actor de referencia en el mercado español.
Su objetivo para 2030 es conseguir instalar un cargador de alta potencia cada 150 kilómetros.
Actualmente, ofrecen sus servicios de carga tanto a grandes clientes como en hogares, así como en la vía pública.
Cuenta con alrededor de 60 cargadores instalados a lo largo y ancho de España, entre ellos, una estación de carga ultrarrápida en el norte del país. Y 15.000 en toda Europa.
En su estrategia de negocio, la firma aspira a brindar la máxima comodidad a sus clientes y, en esa dirección, busca ser interoperable.
En la Unión Europea, esta meta se está convirtiendo en una realidad.
Mientras que en España es un objetivo que se persigue y se está logrando un progreso significativo.
Por lo tanto, TotalEnergies aspira a brindar sus servicios en las principales autopistas y carreteras del país, enfocándose en las altas potencias.
Como también en ubicaciones de conveniencia, como centros comerciales y aparcamientos.
Además, participan en concursos públicos, para instalar puntos en áreas urbanas, particularmente en municipios que están implementando Zonas de Bajas Emisiones.
“Pretendemos estar presentes en toda la cadena y disponibles para todo el público español”, asegura.
No solo eso, sino que también respaldan la obligación de aceptar tarjetas de crédito como medio de pago directo en los puntos de recarga públicos.
Consideran que esta medida beneficiaría al usuario final y podría contribuir a una mayor interoperabilidad en la red de carga.
Por todo ello, Barbero insiste: “Es necesario romper con la idea de que en España no se venden vehículos eléctricos debido a la falta de infraestructura de recarga y viceversa».
Y aclara que aunque la red de carga no es suficiente, en la actualidad un vehículo eléctrico “se puede desplazar por el territorio nacional sin demasiadas dificultades”.
¿Cuál es la visión de TotalEnergies sobre el transporte pesado?
En relación a las cargas para el transporte pesado, Barbero sostiene que es necesario hacer una distinción entre vehículos de menos de siete toneladas y de más de 40.
En la actualidad, la infraestructura eléctrica española no está completamente lista para afrontar la transición de este tipo de vehículos hacia la electrificación.
Sin embargo, es necesario que se adapte a esta nueva realidad con el fin de cumplir con las regulaciones establecidas en el reglamento AFIR.
Barbero señala que, en términos de desarrollo, la electrificación de vehículos pesados avanza al mismo ritmo, e incluso en ocasiones más rápido, que la de turismos.
“La descarbonización de vehículos de gran tonelaje será mixta y combinará la electrificación con, posiblemente, el uso de hidrógeno”, enfatiza.
Aunque varias asociaciones del sector coinciden en que el hidrógeno y los combustibles sintéticos deberían reservarse para transportes de difícil electrificación.