La Asociación de Empresas de Transporte Alemanas (VDV) está instando a obtener un financiamiento federal más consistente para garantizar el registro exclusivo de autobuses urbanos de emisión cero a partir de 2030, siempre que el Parlamento Europeo y la Comisión Europea prevalezcan sobre los estados miembros.
El Vicepresidente Werner Overkamp destaca la situación crítica enfrentada por las empresas de buses pequeñas y medianas en Alemania, afirmando: «No tienen ninguna posibilidad de convertir sus flotas y talleres».
La VDV subraya en un comunicado de prensa que el financiamiento a nivel municipal es insuficiente para cubrir los costos de conversiones de flotas, infraestructura necesaria como talleres, estaciones de carga, gestión de seguridad y la capacitación del personal en tecnología de alto voltaje.
Según la regulación de la Unión Europea, los autobuses interurbanos deben reducir sus emisiones de CO2 en un 45% para 2030 en comparación con 2019, alineándose con el objetivo de la UE de lograr la neutralidad climática para 2050.
Overkamp destaca los desafíos infraestructurales significativos planteados por la transición a unidades urbanas libres de emisiones para 2030 y los ambiciosos objetivos de reducción de CO2 para autobuses interurbanos.
«Las inversiones en autobuses eléctricos, combinadas con la expansión de la infraestructura de carga, la adaptación de depósitos, talleres y conexiones de red, superan con creces las capacidades financieras de las empresas de transporte y las autoridades locales», afirma.
«Sin un apoyo financiero sustancial del gobierno federal, específicamente la reanudación de subsidios y financiamiento para el cambio a la movilidad eléctrica, no se pueden realizar estos pasos cruciales hacia la neutralidad climática», agrega.
Overkamp enfatiza: «Si el gobierno co-decide a nivel de la UE permitir solo autobuses urbanos climáticamente neutros para 2030 y reducir las emisiones de CO2 en un 45% para otras flotas, entonces son decisiones de política de protección climática que apoyamos».
Sin embargo, señala la contradicción con el cese del apoyo financiero por parte de la administración alemana, afectando especialmente a las empresas de autobuses pequeñas y medianas del país.
Sin un financiamiento federal confiable, la conversión a autobuses eléctricos y la infraestructura necesaria serán desafiantes, lo que llevará al uso prolongado de unidades diésel que originalmente se pretendía eliminar.
