Laura Ros Verhoeven, Directora General de Volkswagen España, celebra la llegada del ID.7: el modelo de máxima autonomía que logró la multinacional.
Lo pone en contexto del avance que hubo en la materia durante la década.
“En los últimos años la evolución ha sido espectacular” destaca Ros Verhoeven.
La empresaria recuerda que una década atrás, en 2013, la compañía lanzó su primer modelo eléctrico, e-up!, de 160 kilómetros de autonomía.
Tan solo diez años después, la empresa alemana alcanzó los 700 kilómetros de autonomía con su modelo ID.7.
“La autonomía ha sido durante mucho tiempo una de las principales barreras para la adquisición de coches eléctricos”, resalta la autoridad de Volkswagen.
La imposibilidad de hacer viajes a larga distancia por falta de autonomía ha sido una de las principales razones para que los conductores duden de la transición del vehículo a combustión al eléctrico.
Según la Agencia Internacional de Energía, en el periodo de cinco años que va de 2015 a 2020, el coche eléctrico consiguió aumentar su autonomía por encima del 60%.
La autonomía que la industria persigue
Otro ejemplo notable en el avance del rendimiento de los coches eléctricos lo presenta la empresa estadounidense Tesla.
El Model S, desde su llegada en 2012, no ha dejado de crecer en prestaciones y en autonomía.
En sus inicios ofrecía 426 kilómetros de autonomía bajo el estándar EPA gracias a su batería de 85 kWh.
En 2021 pasó a tener una batería de 100 kWh de 663 kilómetros de rendimiento en su versión Long Range, con dos motores y tracción total.
Es decir que con un 17% más capacidad de batería aumentó su autonomía un 56.7%.
Actualmente, la marca desarrolló Tesla Model S Plaid: un modelo capaz de recorrer 836 kilómetros con una carga completa.
Por su parte, el estándar de máximo rendimiento hoy lo tiene Mercedes Benz, con su modelo Vision EQXX.
El mismo tiene una autonomía de más de 1.000 kilómetros con una sola carga de batería, lo que equivale a un consumo de menos de 10 kWh de energía cada 100 kilómetros.
Para los fabricantes esos números se deben gracias a la aerodinámica y al diseño interior.
Según indican desde la empresa alemana, el modelo desarrollado alcanza una eficiencia energética del 95%, lo que significa que ese porcentaje de la energía almacenada en la batería llega a las ruedas.
A modo de comparación, un vehículo con un motor de combustión interna eficiente alcanza alrededor del 30%.
La eficiencia energética pareciera ser la clave en la movilidad del futuro.
El elemento principal
Tradicionalmente se han identificado tres dificultades principales para la expansión del vehículo eléctrico: autonomía, infraestructura de recarga y precio.
La autonomía del coche eléctrico depende de muchos factores, entre ellos el tamaño de la batería, la aerodinámica del vehículo, la eficiencia de calentamiento de la batería y la temperatura exterior.
La batería es el factor más determinante.
Por ello, muchas compañías invierten sumas millonarias en hacer viables estos sistemas de almacenamiento energético.
PowerCo, la filial de fabricación de baterías del grupo Volkswagen, se asoció con Umicore, la empresa belga especializada en tecnología circular,
Ambas, invertirán 3.000 millones de euros para producción de materiales esenciales para baterías.
La asociación empresarial prevé producir materiales precursores y para cátodos equivales a la demanda de 2,2 millones de vehículos eléctricos.
Por el momento, la búsqueda de un sitio para la producción está en curso.
Actualmente se encuentra en construcción de la fábrica de baterías del grupo Volkswagen en Sagunto, Valencia, que producirá 150 millones de celdas de baterías al año.
Otro anuncio reciente, tiene que ver con Volkswagen Navarra.
La dirección trabaja en una planta de ensamblaje de baterías para el coche eléctrico que se ubicaría en las instalaciones de la factoría en Landaben.