Indudablemente, los Países Bajos destacan como uno de los países europeos que más rápidamente progresa en la transición hacia la electromovilidad.
Actualmente, cuentan con más de 145.000 puntos de carga semipúblicos instalados, según datos proporcionados por la Nationale Agenda Laadinfrastructuur (NAL).
Además, en 2023, se matricularon 369.791 nuevos vehículos eléctricos, según estadísticas oficiales publicadas por las asociaciones RAI, BOVAG y RDC.
A pesar de estos logros, la rápida electrificación plantea un desafío significativo en relación con la red eléctrica, ya que existe la preocupación de que pueda colapsar en un futuro cercano.
Evan Costagliola, Senior Principal en Cityfi, señala: «Los Países Bajos son, en cierta medida, víctimas de su propio éxito».
Y explica: «La red eléctrica neerlandesa realmente no puede manejar el ritmo acelerado de electrificación que está ocurriendo y el creciente número de puntos de carga que se están instalando».
En este sentido, el Ministro de Energía, Rob Jetten, advierte que la red eléctrica del país ha alcanzado el límite de saturación en todas las provincias.
Ante este problema, el gobierno y los operadores de puntos de recarga están tomando medidas urgentes para asegurar una capacidad suficiente en la red eléctrica, especialmente durante los momentos de mayor demanda.
Esto es crucial para prevenir interrupciones de energía durante las horas pico.
Recientemente, Stedin, un operador de red regional neerlandés, ha solicitado que las estaciones públicas de carga de vehículos eléctricos se desconecten entre las 16 h y las 21 h.
La compañía considera esta medida necesaria, ya que la red está en su límite durante esas horas.
El operador anticipa que, en los próximos años, el 20% de la capacidad en las principales ciudades deberá asignarse a estaciones de carga públicas.
Además, indica que por cada estación de carga apagada durante la hora pico vespertina, se puede conectar un nuevo hogar a la red eléctrica, según informa la radiodifusora pública neerlandesa NOS.
«Es un titular impactante, pero es una dirección política que se está considerando seriamente«, afirma Costagliola.
Según un informe publicado por el centro de conocimiento ElaadNL, en 25 años circularán diez millones de automóviles eléctricos en los Países Bajos.
Para cargarlos, se necesitarán más de 1.3 millones de puntos de carga accesibles al público.
Para abordar la alta demanda de energía y el posible colapso de la red eléctrica, se requieren innovaciones y soluciones significativas.
La carga inteligente es una de las oportunidades clave, así como la gestión flexible de la red y el almacenamiento de energía.
Estas nuevas tecnologías deben implementarse tanto en las estaciones de carga nuevas como en las existentes.
Sin embargo, una solución innovadora que los Países Bajos defienden, según Costagliola, es invertir en redes de transporte público y ciclismo robustas, para que los neerlandeses no tengan que depender exclusivamente de sus propios automóviles para todos sus desplazamientos.
«Considero que esta es una forma verdaderamente efectiva, eficiente y económica de distribuir y extender la demanda de carga con el tiempo», destaca.
Además, una solución que Ámsterdam está implementando en sus estaciones de carga es operarlas con velocidades de carga flexibles.
Esto significa que si muchos autos están cargando simultáneamente y hay capacidad limitada en la red eléctrica, menos energía llegará temporalmente a los coches eléctricos.
Al permitir que la velocidad de carga cambie con el número de vehículos conectados, la red de la capital está mejor equipada para manejar sus problemas de capacidad.
¿Cómo afecta esto al despliegue de puntos de carga en los Países Bajos?
Algunos temen que el problema actual de la red pueda obstaculizar la implementación de los puntos de carga que los Países Bajos están llevando a cabo.
Sin embargo, el país sigue siendo líder en Europa.
En este sentido, el representante de Cityfi afirma que el continente está un poco por delante de los Estados Unidos en términos de despliegue.
A finales del año pasado, los países de la UE tenían aproximadamente 650.000 cargadores públicos, y si se incluyen los no pertenecientes a la UE, ese número aumenta a alrededor de 775.000.
«Aproximadamente una cuarta parte de estos cargadores públicos se encuentra en los Países Bajos, donde han hecho un trabajo fantástico implementando cargadores en todo el país», enfatiza.
A pesar de ser una cifra significativa, Costagliola sostiene que la tendencia de instalación debe continuar «a un ritmo aún más rápido», ya que 650.000 no son suficientes para satisfacer la demanda del consumidor.
En este sentido, afirma que para fines de 2025, aproximadamente un millón de cargadores públicos deben estar instalados.
Además, es indispensable impulsar un despliegue pensado en las necesidades de los usuarios finales e implementar un diseño de red centrado en el ser humano, que facilite su acceso a ella.
“Necesitamos hacer un mejor trabajo para conectar con el consumidor final antes de seguir construyendo su red de carga”, subraya.
Así como también es necesario simplificar los procesos y eliminar las barreras para reducir el tiempo de servicio y el tiempo de planificación relacionado con la instalación.
